sábado, 1 de enero de 2011

Jardines


El jardín es la representación del paisaje natural. Es la añoranza de la naturaleza que se conserva a la mente. El jardín es un paisaje enmarcado, una maqueta o un teatrino de la naturaleza.

El jardín es refugio y confidente, es el mito de la infancia que se opone a los mitos sociales y a las convenciones sociales, se opone a la machine d’habiter porque está poblado de aves exóticas y vegetación rara.

Hay jardines emplazados en suaves pendientes que miran al mar y abren sus márgenes de rocalla hasta más allá de la visión del horizonte.

Hay otros jardines que se encuentran cerrados, son inaccesibles y privados, son jardines que ocultan entre las malezas las meditaciones de Lorenzo el Magnifico que un verano se alejó del Arno, como si fuera una lechuza, y abandonó la ciudad.

Y hay pequeños jardines situados junto a los palacios y de los cuales, toman su nombre y su sombra.

El sentido y aquello que tiene de más profundo el jardín no está en las raíces de las plantas sino en la superficie de sus sendas y parterres, en el color de las flores: encarnados, gualdas y morados de Carpaccio, de Giorgone y de Tiziano.

El jardín que fue pretexto para el Magnifico. Es excusa para los amantes que, en tiempos pasados, sentados en los márgenes de mampostería se añoraban e invadidos por el aroma intenso del jazmín, escribía en su cuaderno, que apoyaban en la falda, diarios que se inspiraban en su amor y en el sus anhelos y no mencionaban, sin embargo, el jazmín. Esto la flor nunca lo perdonó.

La naturaleza del jardín está construida con pérgolas verdeadas de enredaderas, con márgenes de lajas de piedra granítica o feldespática que se alternan con acacias y adelfas, con fuentes que manan sus aguas a la sombra de los cedros del Líbano, con esculturas de faunos y pórticos de columnas proporcionadas con capiteles de orden toscano. La arquitectura debe ser sencilla sin ostentación alguna de capiteles con hojas de acanto y evitar el dórico austero ya que el contraste de sus proporciones rompería el equilibrio delicado de rosas y crisantemos.

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