domingo, 11 de mayo de 2014

Hogueras


Con su novela The Bonfire of the Vanities (1987), Tom Wolfe, parecía emular a il bruciamento delle vanità de Girolamo Savonarola.
 
Dogmáticos los dos, el estadounidense, factótum del llamado “nuevo periodismo”, se empeñó en cargarse los postulados del Movimiento Moderno y el segundo, predicador dominico, se empecinó en quemar obras maestras del Renacimiento, y formar piras con los libros de los antiguos escritores greco-romanos, libros de incalculable valor que ardieron con el fuego de la intolerancia.

Ambos, Wolfe y Savonarola, emprendieron una cruzada contra la razón. Al periodista le molestaban los postulados del Movimiento Moderno que debían sustituirse, según él, por la vitalidad de los mercados; al monje dominico le molestaba la racionalidad del Renacimiento y creyó que debía sustituirse la obra de Petrarca y de Bocaccio por la ruina, él mismo había escrito De ruina Mundi en 1472.

En muchos momentos históricos, el racionalismo ha tenido que ceder a las sandeces y a las euforias de los apocalípticos. Mucho patriotismo nacionalista y demasiados salva-patrias. Éstos andan buscando diferencias insignificantes para significarse, para decir que la razón está con ellos, que su lengua y sus garbanzos son mejores que los del vecino, aseguran que los que viven al otro lado huelen mal y que tienen pinta de borrachos y que los que le siguen a él son los mejores. ¿Mejores en qué? ¿Es que acaso no guisan bien en las otras patrias? ¿Es que acaso los niños de las otras patrias obedecen a sus padres y se portan mejor que los nuestros?

Las hogueras de las vanidades, las del quattrocento y las del post modern, arden con la misma llama: la intolerancia. Y tanto el racionalismo del Renacimiento o el del Movimiento Moderno parecen hoy una extravagancia ensombrecida por el ondear de unas banderas escandalosas.

8 comentarios:

  1. ¡Bravo! amigo Francesc.
    Como señala El Roto en una de sus magníficas viñetas: "Todas las banderas significan lo mismo: ¡peligro!"

    Salud!

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    1. Amigo Loam, también son un peligro los apaña-mundos, los salva-patrias, los quema-libros, los redentores y toda esta pandilla que a la que te descuidas te regalan un trpo de colorines.
      Salud

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  2. Y citas unas pocas hogueras, aunque bien significativas, porque cíclicamente se prenden muchas más. Respecto al tema de la pretendida y no siempre lograda quema de las ideas venía ayer un artículo interesante de Argullol en El País. Se titulaba "La cuarta contrarreforma". Uno acaba pensando: ¡ya está bien! ¿Es que no se cansará la Inquisición jamás de abortar la Historia de España?

    http://elpais.com/elpais/2014/05/06/opinion/1399374920_663644.html

    No perdérselo. Saber puede deprimir de momento un poco, pero al final se enciende la luz, no obstante el rancio ángel exterminador de la derechona nazional at eclessiastica.

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    1. Amigo Fackel, a propósito de las hogueras ya ves lo que dice nuestro amigo José Florencio en su "Piras de Libros".
      Ahora mismo voy al enlace, ya sabes que Argullol es uno de mis preferidos
      Salud.

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  3. Las banderas, amigo Francesc, no son más que trapos. Trapos que nublan la razón y retuercen el entendimiento. En post de un no se que se jura a unos colorines que dicen representar los valores de no se cuantos.
    Los crímenes más irracionales, las matanzas más atroces, las desdichas mas inhumanas se han cometido en nombre de colorines y a la voz de la obediencia debida de la patria que dice representar.
    Incluso el país que se proclama seguidor de la fe de pedro tiene un trapo de color blanco y amarillo representando a nadie sabe que.

    Salut

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    1. Amic Miquel, todas las banderas acaban descoloridas, en el trapo se deposita el polvo y la contaminación, hay que ponerlas en lejía para que queden limpitas y ya sabemos que la lejía decolora. Ya es una pena que este panorama textil haya producido tanta desgracia.
      Salud

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  4. Qué semblanza más pertinente de los dos personajes. Les une, como bien dices, el dogmatismo. Y pretender, sí o sí, que el mundo sea un reflejo de lo nuestra fe, sea patriótica, religiosa o ideológica, da cuenta no solo de la estrechez mental, también del desprecio a los otros y el miedo por enfrentarse una mirada distinta a la propia. Lo malo del asunto es cuando abundan los dogmáticos con poder económico y político, la cruzada se convierte entonces en un baño de sangre y sufrimiento.

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    1. Un peligro evidente, querida Amaltea, un peligro que me tiene en vilo.
      Salud

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