miércoles, 6 de diciembre de 2017

Luz, transparencia y sombras en la arquitectura


El esfuerzo por controlar la entrada de luz a los espacios interiores de un edificio es una constante que se repite a lo largo de la historia de la arquitectura.

Los arquitectos han puesto su empeño y sus conocimientos técnicos para que la entrada de luz natural proporcionara el máximo confort a quienes utilizaban los edificios. Ha habido una búsqueda tenaz por dominar la luz y las sombras y, al mismo tiempo, procurar que un exceso de transparencia no perjudicara la intimidad de los usuarios. Un exceso de transparencia en los espacios domésticos va contra el confort. Yo, sin embargo, agradezco la transparencia cuando se trata de espacios públicos.


En mi opinión, la trasparencia deberá ser mayor que la de la oreja de un gato y como máximo, no deberá superar la del ala de una mariposa o el elitro de un escarabajo. Para controlar la transparencia se disponen visillos, cortinas, celosías o persianas.

Cuando hablo de control de la luz y de la oscuridad no me refiero a los medios artificiales como lámparas, candiles, antorchas, quinqués, leds, halógenas, candelabros, etc. me refiero siempre a los medios naturales, como ventanas, balcones, porches, celosías, tragaluces, claraboyas, óculos, portillos, vitrales, troneras, cristaleras, rosetones…


Detesto la opacidad del románico con estos muros de mampostería donde reverberan los sermones. Admiro el afán estructural del gótico para dotar de más luz las naves de las catedrales. Los vitrales y rosetones góticos son un prodigio que tamiza la luz en medio de una escolástica de piedra.
Admiro el reparto equilibrado de luces y sombras de la arquitectura clásica. 
No me gusta el claroscuro que se produce en los interiores barrocos. 
Aborrezco la afición de los románticos por lo oscuro, por las ruinas y las grutas. Junto a las ventanas de las casas románticas siempre hay algún doncel llorando por sus dedichas de amor, tiene, el jovencito, ansia de luz. Los rincones oscuros de los románticos se llenaban de polvo, en ellos podemos encontrar también alguna arpa polvorienta o una muñeca rota.

De los masones puedo admitir cierta intimidad de sus logias, no así la intimidad forzada de los espacios sádicos.

No me gustan las sombras imaginadas de Giovanni Battista Piranesi (1720-1778)
 Cárcel. Grabado. G.B. Piranesi


No me gusta nada la tétrica luz mortecina de los interiores modernistas, son fríos y recargados. Ni el modernismo ni la Sezession prestaron atención al confort y a la luz, se preocuparon por el adorno, por los dragones y los elfos. Aquellos arquitectos que se encandilaban con los nacionalismos, se interesaban por los vitrales más como objeto artesanal que como elemento de control lumínico. 

Admiro, aunque no siempre comparto, el anhelo de transparencia utópica de los primeros racionalistas, Erich Mendelsohn (1887 - 1953) con su torre de Einstein, Bruno Julius Florian Taut (1880 - 1938) –Pabellón de Cristal- y Max Taut (1884 - 1967). Todos ellos expresionistas.

Pabellón de Cristal. Arquitecto: Bruno Taut

Torre de Einstein. Arq. Erich Mendelsohn

Frank Lloyd Wright (1867-1959) puso un gran empeño en integrar su arquitectura al paisaje. Con inteligencia llevó la luz a los espacios interiores, analizó la orientación de cada habitación, las transparencias, las alturas de cada espacio, evitó los cerramientos macizos para conseguir la correcta entrada de luz natural. Cabe decir, sin embargo, que algunas carpinterías provocaban unas sombras molestas sobre los que se sentaban en el sofá. El concepto de arquitectura orgánica y el dominio de la luz natural de Wright dejó una huella muy marcada en muchos de sus discípulos, buenos arquitectos, especialmente destaco a Robert Mosher (1920 –2015).

Frank Lloyd Wright's Bachman Wilson House. Imagen cortesía de Tarantino Studio, 2013.

Creo que los arquitectos de la Bauhaus solucionaron muy bien el control de la luz, aunque sus propuestas son válidas en las latitudes septentrionales, pero fracasan cuando se aplican en los edificios mediterráneos. Aquí preferimos la sombra de una parra. Las barbaridades siempre fracasan en el Mediterráneo.


Con el racionalismo, las fachadas dejaron de tener una función estructural. Liberando los cerramientos exteriores de la estructura portante del edificio, los arquitectos consiguieron componer fachadas con grandes vanos, ventanas corridas, utilizaron el brise-soleil, las celosías y los acristalamientos ligeros. Ahí están los ejemplos de Le Corbusier (1887-1965), Alvar Aalto (1898-1976) o Josep Lluís Sert (1902-1983). En mi opinión los tres han conseguido soluciones notables de control de la luz y las trasparencias.

Aquella arquitectura bien proyectada que controlaba la entrada de luz con medios naturales, utilizando sistemas pasivos como una buena composición de cerramientos opacos y ventanales o con una óptima distribución de tragaluces, va siendo sustituida por otra arquitectura bárbara y ostentosa, que confía más en los sistemas artificiales de control lumínico. Esto supone un dispendio de energía insostenible.


Koshino House. Tadao Ando

En nuestras ciudades han ido creciendo grandes edificios de oficinas que parecen levantados para satisfacer vanidades y que son la muestra de una opulencia insostenible. Las fachadas de estos edificios son muros cortina de vidrio y metal. La luz natural penetra en ellos inundando los espacios interiores y a pesar de ello vemos como la iluminación artificial se mantiene encendida casi las 24 horas del día. Esto es un despropósito dificilísimo de justificar, ¿por qué tanta transparencia, si no se aprovecha la luz natural?, ¿por qué tanto vidrio y tanto dispendio energético?, ¿de qué ha servido tanto esfuerzo constructivo para lograr la entrada de luz del sol? Sin lugar a dudas debo concluir que esto no es otra cosa que la arquitectura de la memez.

Tenemos mucho que recorrer.

6 comentarios:

  1. Buen repaso por la arquitectura a través de los tiempos con la luz -o la falta de ella- como hilo conductor. La luz, como la música, requiere de un tratamiento especial atendiendo a los fines y efectos que se pretendan conseguir con la obra concreta, depende también del estado anímico del espectador y del uso que de ella haga el consumidor final. La luz cenital que deseo para los parques no la quiero en mi comedor a la hora de cenar. Prefiero algo más de suavidad.
    Un abrazo, Francesc.

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    1. Amigo Cayetano, conseguir unos espacios interiores bien iluminados siempre ha sido una de las grandes preocupaciones de los arquitectos, siempre nos han dicho que cuando entra el sol a las habitaciones no entran las enfermedades, una buena ventilación, un buen asoleo son indispensables para una buena higiene. Para un mejor confort en los espacios domésticos siempre es mejor una entrada de luz vertical mediante ventanas que una entrada de luz en horizontal.
      Salud

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  2. Impresionante clase la que nos das, Francesc. Pero yo no sería tan duro con los arquitectos e ideólogos del Románico, que por otra parte no es monocromático, digamos. No es igual un Románico italiano que uno español, por ejemplo. En aquel tiempo contaban con los medios, conocimientos, técnicas y diseños que les condicionaban. Nunca tendré claro si la ideología cristiana determinaba la manera de construir y el objeto mismo o si ella se justificaba en sus "teorías" místicas y de piedad debido a las limitaciones ad hoc. Bueno, ahora voy a leer de nuevo todo tu artículo por si se me ocurre otra objeción. Salutem.

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    1. Amigo Fackel, no he sido demasiado duro con el románico, podía haber machacado un poco más, sobre todo si pensamos en aquellas iglesuelas del Pirineo o en algunos ejemplos del románico lombardo. Ciertamente, los sistemas constructivos del románico no permitían la apertura de grandes vanos, los muros eran muy gruesos pues habían de soportar unas bóvedas de cañón seguido que eran muy pesadas, de todas maneras creo que podían haber tomado algunos ejemplos de arquitecturas anteriores que tenían muy a mano, pero yo creo que era una cuestión de "kunstwollen" -de voluntad de arte- Pienso que la carga de la religión era más pesada que aquellas bóvedas.
      Estoy seguro que si continúas leyendo encontrarás más de una objeción.
      Saludos

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  3. Un tema muy interesante que abordas de manera muy ilustrativa.
    Salud

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    1. Gracias Isabel, es una breve reflexión sobre un tema muy complejo.
      Salud

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